Aventura improbable en la Selva Valdiviana

El trekking a las Lagunas Gemelas en la playa Colún lo tuvimos tres años en la mira. El primer intento por visitarlas fue un fracaso inmediato: el auto atrapado en el barro, sin señal, sin mapa y con demasiados hijos como para seguir caminando hasta la costa con el campamento a cuestas. Desde ese día este lugar se instaló en mi top 1 de paseos pendientes: la Playa Colún y sus dos Lagunas Gemelas, una postal de otro planeta donde confluyen bosques de olivillo semi sepultados por dunas infinitas que corren a lo largo de la playa y que confluyen en las lagunas esmeralda.

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La manera tradicional de llegar a ellas es caminando 9 km por la playa, alojar allá y luego volver de la misma manera. Pero con 4 hijos el mochileo se hace más complejo.

Preguntando a los locales y con los niños algo más grandes definimos un nuevo plan de ataque: descargamos la foto satelital de google y seguimos la huella que lleva directo en auto hasta la Playa Colún. No es un camino bueno, sólo se puede hacer en 4x4, no hay mapa y se avanza lento. Pero se puede! Tras casi dos horas aterrizamos directo a la desembocadura del río Colún, a algunos metros de la playa. 

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El nuevo capítulo de la aventura era logístico: encontrar el bote a remos que debía haber en alguna parte, llegar a un acuerdo con el dueño para usarlo, luego  cruzar carpas, comida y sacos de dormir remando de una orilla a otra. Al atardecer finalmente estábamos instalados en el camping más añorado, sorbiendo sopas de fideos instantáneas bajo la lluvia, empapados, sonrientes y orgullosos de nuestra hazaña.

 La mañana siguiente comenzó algo enredada con toda la ropa mojada y llena de arena (benditos camping playeros). Pero los niños resolvieron rápido: chao calcetines mojados y así, con sus impermeables, jockey para proteger la cara de la lluvia partimos los 2 km de caminata a las lagunas. Debe ser lejos el recorrido más divertido que hemos hecho. Piqueros en las pendientes, piruetas, mortales, carreras por los filos… las dunas recién peinadas por el viento y endurecidas con la lluvia llamaban a payasear. A la izquierda y a la derecha la vista era de infarto: mar y bosque corren en paralelo, divididos por esta delgada y altísima franja de arena. 

 40 minutos de caminata en línea recta por las dunas llevan hasta la ribera sur de la primera laguna. Lo único negativo que se puede decir de este lugar es que es tan difícil dejar de tomar fotos y hacer videos. Es demasiado lindo para ser cierto. Un lujo de naturaleza en estado salvaje. La Reserva Costera Valdiviana es un mundo espectacular preservado por una fundación privada que no sólo protege bosque nativo sino que trabaja en reconvertir plantaciones de eucaliptus que se habían tomado la zona. Uno de los atractivos más turísticos del parque es justamente la Playa Colún con sus Lagunas Gemelas.

 Un chaparrón cerrado nos devuelve a la realidad. Para otra vez quedará la visita a la segunda laguna. Ya con todo completamente mojado, hambrientos y satisfechos de aventura estamos listos para volver a la civilización.