Acampar en el cerro vecino
Paseo de hombres, trekking al cerro.
Nadie me invitó pero la idea es buena y recomendable para las vacaciones de invierno de los niños, así que acá va…
Mis dos hijos mayores y mi marido se propusieron llegar a la cumbre de un cerro, el gran cerro, que se ve desde nuestra casa y para lograrlo decidieron que necesitaban un campamento base. Así que hace un par de semanas juntaron sacos de dormir, carpa, algo de comida, agua y partieron. (En serio, eso fue. Nada de escobillas de dientes, ni nada parecido… “todo pesa” fue su excusa).
Partieron todos sonrientes y volvieron aún más, con esas caras de placer por haber usado hasta la última gota de energía disponible en su cuerpo.
Algo hay en eso de conocer el entorno, el pasar suficiente tiempo ahí afuera como para sentirse en casa. Y es que si es tu cerro vecino, el que ves cada amanecer y cada atardecer, necesitas conocerlo, hacerte su amigo para sentirte en paz. Al menos eso pensamos nosotros. Esperamos que nuestros hijos pasen suficiente tiempo en “su barrio” como para que se sientan parte de él, que se sientan cómodos ahí, uno más de los seres que lo habitan.
*Todas las fotos ©elciervovolante en el Cerro Minillas, Pirque, RM.